martes, 1 de mayo de 2012

Capítulo 3 (opción A)

Rrrrrrrrrrrrrinnnng! Recojo mis cosas y salgo de clase. 
-¿Que tal el día?- Me pregunta Garret mientras me acompaña a casa.
-No demasiado mal- contesto. -¿Y
-Pues ahora que estoy contigo, perfecto- me saca una amplia sonrisa. Garret siempre hace que me olvide de mis problemas, es difícil estar con el y no sonreír. 
-No digas tonterías- Le respondo.
-No es ninguna tontería Carol, me encanta estar contigo.-  Me besa en la mejilla y me pongo tan roja que temo que me confundan con un tomate.
El resto del camino hasta mi casa lo pasamos callados. Solo pienso en el beso y en lo especial que me siento cuando estoy a su lado y me doy cuenta de que a lo mejor no soy la única a la que le pase. Garret es simpático y guapo, y la mejor persona que he conocido. A más de medio instituto le gustaría estar con el. Al pensar en esto me pongo un poco celosa, pero luego recuerdo lo bien que nos llevamos, lo felices que somos siendo amigos, que no necesitamos ser nada más.
Después de un largo paseo llegamos a mi casa. Él me acompaña todos los días porque vive cerca. Los fines de semana también solemos vernos: quedamos para estudiar, para pasear.... De forma que paso mucho tiempo con él. Cuando voy a entrar en casa me dice: -espera, se te olvida algo.
No se que se me puede olvidar. Entonces recuerdo que no le he contado lo que me había pasado anoche. Es muy duro contárselo, sobre todo sabiendo lo que pasa cada vez que sueño que aquel hombre pálido mata a una persona, pero debe saberlo. Decido hacerme la tonta.
-¿Que se me olvida?- le pregunto.
Se acerca a mi y me dice: - Esto.
Antes de que pueda reaccionar me besa. Es mi primer beso real, ya que los otros siempre han sido en sueños. Me ha pillado desprevenida. Noto el calor que desprenden sus labios. Apenas tenemos tiempo de retirarlos cuando mi madre abre la puerta y nos ve. Nos invita a galletas sin comentar lo que acaba de ver.
Aceptamos su regalo y entramos en casa. Mi padre está en el trabajo. Toda la casa huele a galletas, lo que se agradece si vienes del colegio, donde huele a tiza, a la asquerosa cosa que nos ponen como comida y a humanidad. 
Garret y yo nos sentamos en el salón mientras engullimos la merienda. De nuevo todo es perfecto, el malestar que he sentido durante todo el día se ha ido en cuestión de 15 minutos, y todo gracias a él.
De repente se oye un grito. Es mi madre. Corro hacia la cocina para averiguar que pasa, pensando que habrá una arañita o un ratón rondando la sala.
Lo que veo me paraliza: Mi madre esta tirada en el suelo. De su pecho sale sangre, sangre que se acumula bajo ella creando un charco. Me empiezo a marear mientras analizo la situación y me doy cuenta de que falta un elemento. Subo la mirada y ahí está, vestido con su capa negra y envuelto en niebla. El asesino lleva todavía el cuchillo ensangrentado en la mano. Ordeno a mi cuerpo que corra, que escape de ese lugar, pero no sirve para nada, estoy totalmente paralizada. Mientras se me nubla la vista veo como ese monstruo que acaba de matar a mi madre se dirige al salón. Allí esta Garret. Me entra el pánico pero ya es tarde para avisarle. Me desmayo.

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