sábado, 28 de abril de 2012

Capítulo 2

Dudo si contarle mi sueño de esta noche a Garret. Es mi mejor amigo, el único con el que me siento bien. El sabe lo de mis sueños pero nunca había soñado con el y esta noche lo he hecho, lo que no es buena señal.
-Te pasa algo- Me dice.
Lo sabe todo de mi, me conoce demasiado como para no notar lo tensa que llevo todo el día. He intentado evitar hablar con el para que no se me notase pero, como acabo de comprobar, no ha funcionado.
-Garret....- dudo si contárselo o no.- no es nada, esque he dormido poco esta noche, ya sabes, por los exámenes.
-Carol, no tenemos exámenes todavía, acabamos de empezar el curso. Además, llevas todo el día sin hablarme, evitándome, ¿Esque estas enfadada conmigo?
Nunca me podría enfadar con el. Es la persona a la que más quiero en el mundo, más que a mi madre y por supuesto, mucho más que a mi padre.
Cuando yo tenía 11 años, mi padre engañó a mi madre con otra mujer, mi madre le descubrió en el cuarto con su amante. Pasaron meses hasta que se volvieron a dirigir la palabra pero como mi madre le quería tanto, le perdonó. Yo nunca le he perdonado y seguramente nunca lo haré. Recuerdo a mi madre sufriendo, llorando, mientras él se divertía con esa otra mujer y no puedo evitar odiarle. Para mí es un ser despreciable, alguien a quien no miraría a la cara ni aunque me pagasen. Al principio, cuando se reconciliaron, mi madre intentó convencerme de que él había fallado como marido, no como padre, pero pronto se dio cuenta de que no servía para nada, que yo no iba a cambiar de opinión, así que ya no habla de ello.
- ¡No! Claro que no estoy enfadada.
-Entonces, ¿Que te pasa?
Suena el timbre. Fin del recreo. Es una de esas veces en las que se puede utilizar la expresión "salvada por la campana".
-Luego hablamos- le digo antes de entrar a clase.
Garret no está en la misma clase que yo, es más, esta en un curso mayor que el mío. Sin embargo, le conozco desde que éramos pequeños. Es muy atractivo, alto, moreno y con unos ojos verdes que... me encantan.
- Señorita Castro, ¿Puede repetir lo que acabo de explicarle a sus compañeros, porfavor?- La pregunta del profesor me pilla desprevenida y no tengo más remedio que decir que no estaba prestando atención a las explicaciones y poner por excusa un terrible dolor de cabeza.
- Esta bien- dice - vaya al médico y pida una pastilla para el dolor de cabeza y otra para concentrarse, que le hace falta.
Últimamente pienso demasiado en Garret, alomejor ese es el motivo de que soñase con el anoche. Garret no es mi novio, es mi amigo. Nos queremos mucho los dos, pasamos todo el día juntos y compartimos todos nuestros secretos, pero no nuestros labios.
De camino al medico tengo tiempo suficiente para pensar en lo que le voy a decir, porque tarde o temprano se lo tendré que decir o lo adivinará por su cuenta.

Capítulo 1

CAPÍTULO 1

-¡Corre Carol !, ¡Corre!- grita Garret justo antes de que un ser tan pálido que podría ser un fantasma lo agarre desde atrás, lo tire al suelo y...
Me despierto lanzando un grito ahogado al techo. Espero no haber despertado a mis padres, aunque lo dudo. Estoy empapada de sudor.
Antes de que me de cuenta mi madre está sentada en la cama, me acaricia el pelo, eso me calma.
-¿Que ha sido esta noche?- me pregunta con voz dulce.
-Otra vez él, el mismo hombre de todas las noches. Hoy ha...- me cuesta hablar - ha matado a Garret.
Dos lagrimas caen por mis mejillas. He soñado que estaba en un prado lleno de flores mirando las nubes, imaginándome sus formas, entonces llega Garret, se tumba sobre la cama de flores y yo le imito usando su pecho como almohada. Todo es perfecto: el, yo y el sonido de los pájaros, nada mas. Me llama, le miro a los ojos, esboza una sonrisa y me besa. De repente, se pone a llover y corremos hacia un bosque que está a pocos metros del prado, y cuando nos sentimos a salvo de la lluvia, aparece él. No se quien es ni de donde sale, pero esta allí, vestido con su capa negra. Su piel es tán blanca que se podría confundir con la niebla que le rodea. No podría asegurar que sea humano, nunca me he atrevido a mirarle a los ojos ya que el pánico se apodera de mi, pero si he visto sus manos, esas que hace unos minutos clavaban sus dedos sobre el cuello de Garret y le dejaban sin aliento, esas que algún día me matarán a mi.